Los ciclos vitales tienen diferentes demarcaciones. Tenemos claro a la primera infancia, la niñez, la adolescencia, la adultez. Conocemos sus cambios especiales.
Así como en la historia de la humanidad hay acontecimientos que marcan el final de una etapa que a su vez da nacimiento a la otra, en los seres humanos sucede lo mismo, salvando distancias, por supuesto..
¿Es la madurez una etapa cronológica, un cambio vital, o una actitud de vida?
¿Se la alcanza por edad, o por crecimiento personal? ¿Se la alcanza?
Decía Jean Louis Barrault: “ La edad madura es aquella en la que se es joven pero con más esfuerzo”.quizás intentando ironizar.
A diario escuchamos opiniones vertidas sobre personas de edad avanzada aseverando que las mismas no han madurado absolutamente. O de personas jóvenes a quienes se las “considera” absolutamente maduras.
Resulta así saludable reflexionar sobre cual es el verdadero sentido de la expresión “ser maduro”.
Según el diccionario, es el “prudente, que obra con recato, el que es sesudo, sensato”. O el hombre que tiene buen juicio para gobernarse.
También dice que son las personas “mayores”. ¿Mayores de cuánto?
Porque si obran con recato y tienen buen juicio para gobernarse a los 17 años de edad,
¿son maduros? ¿Y si tienen 50 y no lo hacen, son inmaduros?
Entiendo que la respuesta a tan interesante tema no es simple, al menos para mí.
Si trasladamos el tema a los frutos de la naturaleza, los encontramos “maduros” cuando están en su máximo esplendor. Listos para la función soberbia con la que han sido designados.
Es allí en este terreno donde confluyen mis ideas.
Considero que es maduro el maestro que reconoce sus errores y los corrige en bien de la educación, el padre que da marcha atrás en alguna actitud equívoca con sus hijos, el músico que repite mil veces sus estrofas hasta encontrar el sonido perfecto, el médico que frente a la enfermedad de difícil resolución consulta con el más sabio, el cónyuge que respeta el amor de pareja, el amigo que sabe brindarse incondicionalmente al vínculo.
El ser humano que sabiéndose imperfecto se esfuerza en todas las áreas de su vida para recorrer el difícil camino en busca de su propia excelencia.