Si bien la muerte conmociona por sí misma, nada debe ser más terrible que cuando irrumpe en esos espacios donde pareciera no haber lugar para la tragedia. Es el caso de los parques de diversiones. Sin embargo, esos lugares donde todo parece ser alegría vertiginosa no sólo no están excentos de teñirse de duelo, sino que hay una serie de hechos que fatales que marcan la historia más allá de la película.

Lo ocurrido en "La Vuelta al Mundo" del International Park tiene antecedentes más lejanos y cercanos en la historia local y nacional. Este sábado, dos hermanas de 12 y 14 años murieron en el acto luego que la taza donde viajaban se cayera desde unos 25 metros de altura, la parte más alta de la rueda gigante.

El hecho recuerda al más emblemático ocurrido en Italpark de Buenos Aires que valió la clausura del predio de juegos más importante del país. Todo ocurrió el 29 de julio de 1990 en el "Matter Horn", una pista redonda con un eje en el medio, del cual salían brazos de metal que sostenían carritos. La atracción consistía en subirse a esos carritos, que giraban a toda velocidad alrededor del eje. Un desperfecto mecánico provocó el desprendimiento de uno de ellos, que salió despedido y chocó contra una pared. El accidente causó la muerte de Roxana Alaimo, de 15 años, y graves heridas a otra joven de la misma edad, Karina Benítez.

Según los peritajes ordenados por la Justicia, la mayoría de los entretenimientos del Italpark no estaba en condiciones seguras. Muchas de las fallas, de acuerdo con los informes, eran "de origen eléctrico". Al juego donde se produjo el accidente no le habían realizado estudios técnicos desde hacía siete años. Pese a que abrió durante dos días el parque quedó clausurado definitivamente.

En Rosario, la historia nos lleva a una tragedia ocurrida el 13 de enero de 2008 en un predio de juegos destinado a los más chicos: el del Parque Alem. En ese lugar, una locomotora arrolló a una niña de 15 meses. El conductor, un joven de 17 años al frente de la locomotora que tiene una historia de más de 50 años, declaró no haber visto a la pequeña que llegó a las vías porque no había ningún tipo de vallado. Para la Justicia, no sólo el concesionario del juego tuvo responsabilidad sino también los padres de la niña.