Cuando me refiero a Fabricio (*), nuestro joven poeta, periodista, filósofo y muchos “etcéteras”, inevitablemente oigo y escucho la frase: "Ah, ¿ese chico discapacitado?". Para lo que tengo armada una respuesta, que intenta irrigar las retinas de quienes sólo ven geometrías de cáscaras humanas. Como dijo Cicerón: “Hay almas a las que les no les alcanza el cuerpo en que se alojan...”