En el estudio participaron 236 personas sin síntomas que no habían padecido previamente dolores de rodilla: 136 mujeres y 100 hombres de entre 45 y 55 años, con un peso medio saludable.
A estos participantes se los dividió en tres grupos según la tasa de actividad física que realizaban (baja, media y alta). Posteriormente, se realizaron análisis con MRI (escaneador de resonancia magnética), cuyos resultados demostraron que existía una relación directa entre los niveles de ejercicio físico y el riesgo de sufrir ciertos trastornos de rodilla, como lesiones de menisco, lesiones de cartílago y lesiones de ligamento.
Fuente: Tendencias 21