Según un estudio realizado por la Clinical Obstetrics and Gynecology, la depresión posparto puede alcanzar una prevalencia del 14.5%. Si bien la psicoterapia puede ser eficaz, la accesibilidad a este tipo de tratamiento puede ser limitada. La ausencia de terapia de la depresión posparto es frecuente, provoca trastornos funcionales en la madre y aumenta el riesgo de psicopatología en el niño por lo que la investigación señala la necesidad de analizar qué antidepresivos son más adecuados según los casos para disminuir la exposición del niño a las drogas y evaluar los eventos adversos relacionados con el pasaje de éstas a la leche materna.

La lactancia materna es beneficiosa desde numerosos puntos de vista y disminuye la morbimortalidad del niño. Estos beneficios fueron demostrados al observar una disminución del riesgo de enfermedades como el asma, la diabetes mellitus y la leucemia durante la infancia. Asimismo, se verificaron beneficios duraderos como la disminución de la incidencia de asma y obesidad durante la adolescencia. A esto debe sumarse la disminución del riesgo de cáncer de ovario y de mama, hemorragias y aumento ponderal luego del parto entre las madres que amamantan a sus hijos. Además, el contacto íntimo entre la madre y el niño durante la lactancia es la primera forma de comunicación y favorece la relación entre ambos.

La frecuencia de situaciones que pueden requerir la administración de antidepresivos durante la lactancia es elevada e incluye la depresión posparto y otras enfermedades como los trastornos de ansiedad entre las mujeres en edad reproductiva. Por lo tanto, los profesionales deberán considerar los riesgos asociados con la falta de tratamiento o la administración de antidepresivos. Asimismo, deberá evaluarse qué antidepresivos son más adecuados para administrar durante la lactancia y cuáles son las estrategias para disminuir la exposición del niño a las drogas y evaluar los eventos adversos relacionados con el pasaje de éstas a la leche materna.

De acuerdo con la información obtenida en diferentes estudios, los niveles plasmáticos de paroxetina y sertralina en el niño, resultantes del pasaje de las drogas a través de la leche materna, en general son indetectables; en cambio, los niveles de fluoxetina son más elevados. La información sobre el citalopram es limitada pero se informaron niveles séricos cuantificables y eventos adversos en hijos de madres tratadas con esta droga durante la lactancia. También se informaron efectos adversos asociados con la administración de doxepina, paroxetina y fluoxetina. No obstante, la información disponible a largo plazo es limitada. Puede concluirse que la administración de antidepresivos durante la lactancia es una opción adecuada en caso de depresión posparto. La evaluación de los niveles séricos de las drogas en el niño puede permitir una valoración directa de la exposición.

Fuente: Infancia Hoy