En América latina, Venezuela es el peor posicionado y comparte el escalón número 109 con Zimbawe, Burundi, Guyana y la República de Chad. De la región le siguen –en orden decreciente– Paraguay (104), Bolivia (100), Ecuador (90), Perú (82) y Guatemala, que comparte el mismo espacio que la Argentina.
En contraposición, Chile logra ubicarse entre los 30 primeros, con el puesto 29; Uruguay, en el 50; Colombia continúa con el peldaño 60; seguido por El Salvador y México (62); Brasil (68), República Dominicana (74) y Honduras (77).
El informe fue elaborado por la Alianza por los Derechos de Propiedad, un organismo conformado por instituciones académicas de múltiples países con sede en Washington, y presentado por CIIMA, un centro de investigaciones de la universidad ESEADE.
Esta es la tercera edición del Índice y es la tercera vez que Finlandia resulta puntera en materia de protección de derechos de propiedad. En esta versión, el estudio analizó diez variables, divididas en tres componentes principales: entorno jurídico y político; derechos de propiedad física y derechos de propiedad intelectual.
El primero se desagrega a su vez en “independencia judicial”; “estado de derecho”; “estabilidad política” y “control de la corrupción”. El segundo se divide en tanto en “protección de los derechos de propiedad física”; “registro de la propiedad” y “acceso a préstamos”. Finalmente, los derechos de la propiedad intelectual contemplan “protección de los derechos de propiedad intelectual”; “protección de patentes” y “derechos de autor/piratería”.
En el primero, la Argentina obtuvo 3,8 puntos, en la escala de 10; en materia de derechos de propiedad física logró un 4,5 y en propiedad intelectual, 4,8. En total, promedió 4,3 puntos. En el mejor caso, Finlandia ostentó 8,9; 8,5 y 8,6, respectivamente en los tres ítems, con un promedio de 8,7.
El trabajo informa que el índice se basa en la “hipótesis de que existe una correlación significativa entre la protección de los derechos de propiedad y el crecimiento económico de un país”. A su vez, se centra en la “importancia de un entorno macroeconómico sólido, compuesto de elementos que sirven como indicadores”.
Para la evaluación, los países analizados que representan a diferentes regiones del mundo fueron tomados al azar. El informe aclara que, pese a que los europeos obtuvieron buenos resultados, allí la pelea por la protección de la propiedad intelectual aún continúa, ya que –dice– allí hay una gran necesidad de aplicar medidas contra la falsificación y la piratería.