"Fundimos el aluminio con otros elementos a 1.100 o 1.200 grados y lo enfriamos mil grados en un milisegundo. En ese proceso retenemos partículas icosaédricas, como si fueran núcleos, y eso le aporta al material una resistencia muy alta. El secreto está en la combinación de elementos, en el procesamiento de las aleaciones y en cómo se las enfría", explicó el investigador.
Para lograr esa velocidad de enfriamiento, el equipo, que trabajó en laboratorios del Reino Unido, utilizó una técnica que supone verter el líquido caliente de la aleación sobre una rueda de cobre que gira a altísima velocidad en una cámara de vacío.
"El chorro se solidifica sobre esa superficie y sale en forma de cinta o fleje. Lo que se hace después es picarlo, molerlo y compactarlo", explicó el investigador.
Audebert destaco que otra de las virtudes de este material es que pierde poca resistencia mecánica al volver a calentarse. El nuevo desarrollo será probado en Argentina la fabricación de pistones para autos de competencia y compresores para turbinas de gas, en tanto que un fabricante de automóviles lo probará en turbinas, señaló el investigador argentino