Espejito, espejito. El galpón central de la planta de General Motors, donde confirmó que la Ansés le dará un préstamo de 70 millones de dólares a la automotriz para producir un nuevo modelo de Chevrolet, fue el escenario ideal para que la presidenta Cristina Kirchner intentara reflejar la imagen que más le gusta: la de una gobernante que, en tiempo de crisis, destina recursos del Estado para sostener la producción y el empleo.

Es que allí, no sólo hizo el anuncio que la llevó hasta la localidad de Alvear, sino que además defendió el modelo kirchnerista, y la intervención estatal en la economía, como garante de que se mantengan empresas como Mahle y Paraná Metal, y por lo tanto sus fuentes de trabajo. Además, dijo que tanto esas firmas como la planta de GM, son fundamentales para lo que definió como otro sueño: producir un auto plenamente argentino, con motor industria nacional incluido.

No, no mencionó a la oposición ni a los empresarios que hoy la cuestionan. Pero está claro que para ellos estuvieron destinadas sus facturas, como así también para los medios que pronosticaron una crisis que, según Cristina, la Argentina está consiguiendo gambetear a pesar de un contexto internacional desfavorable.

Justamente a ese contexto recurrió para replicar cuestionamientos a la intervención estatal en la economía. Es que el gobierno estadounidense se quedó con el 60 por ciento de General Motors luego de la quiebra de la casa matriz.

“Venimos haciendo lo mismo que hicimos desde que estalló esta crisis. Muchos auguraban que nos íbamos a derrumbar, que se iba a disparar el índice de desempleo, déficits comerciales, las cosas de siempre. Afortunadamente estamos aquí firmando un contrato de préstamo, no de compra de acciones. No vamos tan allá como Barack Obama”, afirmó en uno de los tramos de su discurso.

La presidenta llegó al aeropuerto de Fisheron a las 15.50 y desde allí se dirigió con el gobernador Hermes Binner a la planta de Alvear. Luego recorrió las instalaciones junto con funcionarios nacionales –hubo varios ministros presentes más el titular de la Ansés, Amado Bouodu– y locales, más su candidato a diputado Agustín Rossi. Antes del acto que la tuvo como principal oradora, recibió un regalo de dos delegados de Mahle que le agradecieron sus gestiones para la continuidad de la empresa, que desde esta semana tiene nuevos dueños.

Cristina habló ante un auditorio en el que había funcionarios, legisladores, gremialistas y empresarios. Pero ella pareció destinar su palabra, más que nada, a los trabajadores que eran clara mayoría en el galpón colmado.
En ese sentido, recordó que dos años atrás el ex presidente Néstor Kirchner lanzó el proyecto Viva, que ahora, en este marco de crisis internacional, entra en su etapa final con un apoyo financiero muy fuerte del gobierno. “Somos el mismo país y el mismo modelo de hace dos años. Vinimos como siempre lo hicimos a cumplir con el rol que le asignamos al Estado, que es el de sostener la actividad económica para mantener nuestro nivel de empleo y a nuestros trabajadores”, afirmó.

Ese, dijo, es el objetivo del préstamo. “Va a sostener la fuente de trabajo de más de 2.500 trabajadores altamente calificados con un promedio salarial superior a cuatro mil pesos”, enfatizó.

La última frase generó algunas risas nerviosas y la inmediata reacción de la presidenta, que dijo que esa fue la cifra que le informaron. “En todo caso habrá que negociar mejor en la discusión colectiva”, sugirió.

Tambén resaltó que se van a mantener puestos indirectos de otras empresas, ya que una de las condiciones del crédito es que todas las autopartes sean de origen nacional. Y que la garantía del crédito es la propia planta de Alvear, que queda bajo hipoteca, al igual que las partidas de la producción.

En ese marco, volvió a resaltar el mantenimiento de las fuentes de trabajo de Mahle y Paraná Metal y arriesgó que con otro gobierno las mismas ya hubieran cerrado.

“Tal vez si hubiéramos vivido en otros momentos, con gobernantes que aún dicen que el Estado no debe intervenir en la economía, no estaríamos acá. Tal vez la empresa habría anunciado que no se podría llevar el proyecto adelante. Ta vez ni Mahle ni Paraná Metal estarían abiertas”, remarcó.

También, claro, defendió la estatización de los fondos de la AFJP y que se destinen a financiar la producción. Dijo que así se defienden y se cuidan los recursos de los trabajadores, no en plazos fijos.

Y defendió el modelo kirchnerista como sostén de todo esto en una economía global en crisis: “El mundo cambio, nosotros somos los mismos”.

El auto

El acto lo abrió el presidente de General Motors para Latinoamerica, Edgard Lourencon, quien explicó que el nuevo auto apuntará al segmento intermedio y que tendrá un “diseño moderno y atractivo, con características pensadas para nuestros mercados”.

El directivo dijo que el 80 por ciento de la producción será para exportación, con Brasil como principal mercado.
Loreuncon señaló que el nombre del modelo es “un secreto” y que para su producción se adquirió equipamiento de última generación, entre ellos 60 robots.

Además, detalló que hay “cien proveedores involucrados directamente en el proyecto” y “un fuerte compromiso de la empresa de seguir invirtiendo en la Argentina”.