Según relató en Radio 2 el periodista Gustavo Poles desde el móvil, un llamado anónimo obligó a vaciar el colegio por la mañana, aunque la Brigada de Explosivos de la Policía, que llegó al lugar, no encontró ningún artefacto peligroso.
Sin embargo, la advertencia telefónica se repitió por la tarde y derivó en el mismo escenario de unas horas antes: todos a la calle mientras los especialistas trabajaban y determinaban que una vez más se trataba de una falsa alarma.
Las autoridades sospechan que se trató de una picardía de alguna persona que podría estar ligada al colegio. Las clases se retomaron y se desarrollaban con normalidad hacia el final del día lectivo.