Nada de reelección. El efecto Rovira, o la Piña que significó su derrota para el gobierno, tuvo una nueva repercusión fuera de Misiones. En este caso, el que anunció que desistirá de buscar un nuevo mandato es el gobernador bonaerense Felipe Solá, que había pedido al Tribunal Electoral que lo habilitara a partir de interpretar que no se debe computar su primer mandato, ya que fue para completar el de Carlos Ruckauf, cuando éste renunció para ir a Cancillería.
 
En rigor, el anuncio no lo hizo Solá sino el jefe de Gabinete del gobierno nacional, Alberto Fernández, quien se presentó en la sala de conferencias de la Casa Rosada con el mandatario bonaerense, luego de que éste se reuniera con el presidente Néstor Kirchner. Así, se buscó montar una puesta en escena que despegara a Kirchner de los intentos reeleccionistas de los gobernadores, algo que en rigor él había alentado pero a través de reformas constitucionales, no de interpretaciones de las normas vigentes. Fernández dijo que Solá había tomado su decisión para "acompañar lo que el gobierno piensa en este tema".
 
"No estpy aferrado a un sillón", dijo por su parte Solá, que tomó la misma decisión que ya había adoptado, por sugferencia del gobierno luego de la derrota de Rovira, el jujeño Eduardo Fellner. 
 
El clima para Solá era adverso, sobre todo luego del resultado en Misiones. De hecho, todo indicaba que el consejo del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires se manifestaría hoy en contra de la pretensión reeleccionista de Solá.
 
La Constitución bonaerense contempla la reelección por una sola vez. Lo que Solá entendía es que el anterior mandato no debería computarse, ya que asumió para completar el de Carlos Ruckauf, cuando Eduardo Duhalde lo llevó a la Cancillería.
 
En cuanto a la reunión del PJ Bonaerense, se espera una postura crítica de la conducción partidaria frente a la intención del gobernador Solá de presentarse como candidato para un nuevo mandato al frente de la provincia.