Ciro Seisas

Es uno de los temas más sensibles para la ciudad. Un paro de colectivos es dejar sin pulso a la inmensa cantidad de rosarinos que insuflan aliento a la vida de esta ciudad. Desgraciadamente, la inminente realización del paro general convocado por Hugo Moyano (CGT), Pablo Micheli (CTA) y Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca) nos recuerda con dureza esa postal. Imagen que logró posponerse unos días al consagrarse el aumento del boleto de transporte, otra de las razones que hacía sobrevolar la bucólica pintura de calles semivacías.

La aprobación de la nueva tarifa se logró después de un mes y medio de debates y casi ningún avance. Desde el lunes el valor del boleto es de 4,30 pesos. Además se aprobaron: 3,70 para el boleto de uso frecuente o tarjeta laboral, de 40 o más viajes, 3,50 más de 80, 5 para el boleto con cambio justo y 2,15 para para los estudiantes de los niveles inicial, primario y secundario. Todo esto está más que claro. Tal vez no el hecho de que mientras en el Concejo el proyecto esperaba ser modificado y votado, la inflación siguió su viaje habitual al fondo de los bolsillos.

Antes de subir al bondi, subámonos a los flashbacks. En diciembre, para aumentar el boleto, con un Concejo flamante, no se fijaron fuentes de financiamiento alternativas para sortear el déficit en el sistema por la inflación.

Flash. En abril (ahora), la salida pasó por las alternativas de financiación: se votaron el incremento en el derecho de registro e inspección 3% para destinar el incremento al Fondo Compensador del Transporte y un aumento en el derecho de transferencia de vehículos regulado por la Ordenanza General Impositiva (OGI).