La elaboración de cocaína requiere de precursores químicos, tal como explicó el licenciado Néstor Pozzi a Rosario3.com. Lo curioso es que este tipo de productos es de venta legal aunque su comercialización está controlada por el Estado a través de un registro. ¿Cómo se provee entonces una cocina de sus ingredientes más preciados?

“En el mercado negro todo se consigue”, apuntó el químico quien confió que incluso, los mismos cocineros suelen cambiarles las etiquetas a las botellas, provocando una mayor confusión y gravedad a la situación, ya que ni siquiera utilizan los productos originales. “Se buscan precursores que sustituyan a los precursores esenciales, se intenta buscar solventes que no están regulados y eso hace que se dificulte nuestro trabajo”, señaló.

Según confiaron otras fuentes reservadas, existe una connivencia entre algunos laboratorios o fábricas de este tipo de solventes con los compradores dedicados a la fabricación o cristalización de cocaína, que logran abastecerse de cantidades considerables pagando al contado y más caro pero sin mediar factura o comprobante de pago alguno.

A fin de atacar este tramo de la cadena de la compra-venta de estupefacientes, la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), firmó un acuerdo con Santa Fe a fin de reforzar el control de precursores químicos en el territorio provincial. Este tipo de productos viene numerado por lo cual, se puede seguir la ruta que siguieron desde su fabricación a su aparición en una cocina de drogas.

Una alta autoridad policial reveló que los precursores químicos son hoy tan importantes como la sustancia misma ya que permiten elaborarla. Seguir sus pasos podría permitir terminar con la fuente proveedora, aunque se trate éste de un negocio lícito.