Los medicamentos están para curar, paliar el dolor y contrarrestas problemas físicos. Sin embargo, su uso se está descontrolando. Es que los más jóvenes utilizan muchos remedios para alcanzar estados de sopor, relax y placer sin contar con la recomendación de los médicos. La tendencia crece y asusta a los especialistas.

Aunque hasta hace poco era de público conocimiento que los adolescentes y jóvenes habían incorporado a sus salidas nocturnas la toma de calmantes como Lexotanil y Rohypnol mezclados con alcohol para provocar estados de euforia. Desde hace tiempo hay un fenómeno que alarma: el uso de opiáceos derivados de la morfina. 

Son calmantes compuestos por derivados del opio, como la morfina, codeína, los congéneres semisintéticos derivados de ellas y de la tebaína, otro componente del opio. Son principios activos que poseen mayor potencia analgésica que todos los conocidos.

“Sorprende la cantidad de chicos que hacen uso de este tipo de fármacos y cada vez se trata de casos más complejos”, contó la toxicóloga Silvia Martínez a Rosario3.com.

Según explicó la especialista lo que producen es “una gran sensación de bienestar y un estado placentero”. Y apuntó: “Se trata de drogas muy adictivas que generan un síndrome de abstinencia muy grande”.