Durante 64 años los libros de historia establecieron que Hitler se tomó una ampolla de cianuro y se disparó a sí mismo en la cabeza en abril de 1945. Al tiempo, el Ejército Ruso desenterró un cadáver quemado y la cabeza presnetaba un agujero de bala. Según determianron, se trataba del cráneo del Fürher. En 1970, la KGB lo incineró finalmente y guardó sólo la mandíbula y un trozo del cráneo.
El arqueólogo estadounidense Nick Bellantoni viajó a Moscú y accedió a los artefactos del Archivo de Estado, incluidos los restos de un sofá manchado de sangre del búnker. Junto a sus ayudantes, descubrieron que el cráneo era de sexo femenino, pertenenciente a una mujer de entre 20 y 40 años, de acuerdo a lo que informa el diario The Sun.
Los especialistas también descartaron que se trate del cráneo de la amante de Hitler, Eva Braun, que también tomó cianuro para suicidarse con él. Sin embargo, Bellantoni aseguró que no hay ningún informe de que ella se disparara en el cráneo. "Podría ser cualquiera", declaró.