En concreto, la investigación indicó que es necesario dedicar más de siete horas a la semana en practicar actividades como el tenis, el ciclismo, la natación, las pesas, el jogging y la marcha, así como un intenso trabajo doméstico o de jardinería.
Por contra, se excluyeron actividades como los bolos, el tenis de mesa, la pesca, los paseos o la jardinería ocasional.
Estudios previos habían vinculado ya la actividad física con la protección frente al cáncer de pecho, pero este es el primero que detalla el tipo y la cuantía de ejercicio necesario.
Los investigadores, dirigidos por la doctora Tricia Peters del Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda (Estados Unidos), evaluaron a 110.000 mujeres postmenopáusicas y el ejercicio realizado en cuatro etapas distintas de sus vidas: entre los 15 y los 18 años, entre los 19 y los 29, entre los 35 y los 39, y en los últimos 10 años.
Posteriormente, se les hizo un seguimiento durante seis años y medio y se descubrió que las mujeres que hicieron en la última década más de siete horas de deporte "moderado-vigoroso" a la semana tenían un 16% menos de probabilidades de contraer cáncer de mama.
Otra conclusión fue que el deporte moderado no tenía ningún efecto y que antes de la menopausia no se podía establecer un vínculo entre deporte y cáncer de mama, una dolencia que afecta a una de cada nueve mujeres en el mundo desarrollado. Peters indicó que el ejercicio físico puede afectar a las hormonas, de manera que ayuden a prevenir este tipo de cáncer.
"Nuestro hallazgo podría ayudar a establecer los mecanismos de la relación entre la actividad física y el cáncer de mama. Dado que este cáncer sigue cobrándose muchas vidas, toda la información sobre medidas preventivas que consigamos es vital", manifestó.
Fuente: EFE