El subsecretario de Seguridad de Neuquén, Raúl Pascuarelli, admitió este jueves que pudo existir "un exceso" del policía que disparó gas lacrimógeno sobre el auto en el que viajaba un docente que sufrió graves heridas y adelantó que puso a disposición de las autoridades provinciales su renuncia, pero aclaró que "hasta ahora" no se la aceptaron.

"Lo que está surgiendo ahora, de la investigación que lleva la fiscal, es que hubo un exceso por parte de un efectivo de la policía", reveló Pascuarelli acerca de la responsabilidad en los incidentes ocurridos ayer en la ruta 22 de Neuquén.

Ayer, al finalizar una protesta docente, Carlos Fuentealba fue alcanzado por una granada de gas lacrimógeno que disparó un efectivo policial, lo que le provocó importantes daños neurológicos. Al respecto, Pascuarelli señaló que pudo haber sido un "error" del efectivo "en el sentido de cómo lo hizo y a la distancia que lo hizo porque es un hombre que se supone que está preparado para que eso no suceda".

En declaraciones a radio Del Plata, el funcionario neuquino adelantó que puso a disposición del gobernador, Jorge Sobisch, su renuncia, pero aclaró que "hasta ahora no me la han pedido".

Otra es la postura del gremio docente de esa provincia. El secretario de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén, Gustavo Aguirre, aseguró que fue "un acto criminal" y exigió la "renuncia de todos los responsables".

Aguirre aseguró que la situación generada ayer en la que un profesor resultó gravemente herido tras una represión policial, fue "un fusilamiento"."Exigimos la renuncia de todos los responsables y la detención de los agentes policiales y del jefe del operativo", sostuvo el dirigente en declaraciones a Radio 10 frente a la represión policial ocurrida ayer en la ruta 22.

Los docentes, que permanecen en huelga en reclamo de mejoras salariales, se aprestaban ayer a realizar un corte sobre la ruta 22, en el marco de un plan de lucha y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos. En ese momento, el profesor Carlos Fuentealba, resultó gravemente herido en la cabeza al ser alcanzado por una granada de gas lacrimógeno cuando iba a bordo de su automóvil.

Al respecto, Aguirre recordó que "cuando estaba en el auto, un agente disparó un gas lacrimógeno a un metro y medio de distancia que impactó en la luneta y eso fue un fusilamiento, no fue otra cosa", advirtió.