Muchas embarazadas, sobre todo hacia los últimos meses, padecen de insomnio. Este no se da tanto como una dificultad para conciliar el sueño (algo que también ocurre debido al tamaño de la panza) sino, sobre todo, aparece como un despertar de madrugada. Pasar alguna noche sin dormir es una situación corriente durante la gestación, pero puede ser agotador cuando persiste en el tiempo.




Las causas están relacionadas generalmente con la ansiedad o la depresión (en forma de angustia o temor), aunque también el insomnio puede deberse a la indigestión, algo común en el último período del embarazo, a la incomodidad, el dolor o la necesidad de orinar continuamente. Al darse estos factores de manera repetida, termina por producirse un ciclo de falta de sueño y, muchas veces, estar pendientes de su repetición termina por causarlo.




Existen diferentes alternativas para su tratamiento, que dependen más de las circunstancias de cada mujer que de un mayor o menor grado de eficacia.
En su libro Embarazo natural, Janet Balaskas sugiere dos maneras de solucionar el problema evitando los somníferos: el tratamiento profesional o la prevención, que implica tomar recaudos simples, como pueden ser entre otros:




-Comer varias horas antes de acostarse.




-Asegurarse de que la comida que se ingiere en la cena sea fácilmente digerible.