De todas formas y tamaño y para todos los gustos, este objeto folclórico con cierto tinte gauchesco es para algunos sencillamente un objeto invaluable. Compañero de tardes de lluvia, de días de trabajo, de noches de estudio, de fines de semana con amigos y risas y hasta partícipe de confesiones y llantos. Preparar, cebar y tomar mates, es para muchos un hábito nada más y nada menos que irremplazable.