Fernando Soraides, el director de la clínica de Oroño al 700 donde un ladrón tomó rehenes en un intento de asalto, de alguna manera siente que nació de nuevo. Es que el delincuente le gatilló a la cabeza a un metro de distancia, pero la bala no salió y luego pudo cubrirse.

Soraides acababa de terminar una operación en la planta superior cuando se produjeron la llegada del falso paciente que decía necesitar una cirugía de cara –tenía cita para los análisis prequirúrgicos– y los primeros disparos.

El médico bajó pero confundió al delincuente con un policía. Fue entonces que le preguntó si había había un ladrón. “¿Me estás cargando?”, replicó el delincuente, y le apuntó con el arma. Pero el tiro no salió.

Mientras tanto, un anestesista que había quedado arriba en el quirófano fue quien llamó al 911.

Soraides destacó la rapidez y eficacia con la que actuó la policía y agradeció también al personal. Destacó principalmente la actitud del médico David Sánchez, que se ofreció como rehén en lugar de la secretaria, con el argumento de que ésta estaba embarazada, algo que no era cierto.

El médico dijo que en total llegó a haber diez rehenes, ya que el delincuente hacía pasar a las personas que llegaban.

Después, con la llegada de la policía y el inicio de las negociaciones, quedó sólo Sánchez de rehén.