Guido, el nieto de Estela de Carlotto, vive en la ciudad bonaerense de Olavarría con el nombre Ignacio Hurban. Tiene 36 años y es pianista.
En su sitio oficial de internet, Ignacio se presenta como “compositor y arreglador”. La web agrega que “nació en Olavarría en 1978”, un dato que la propia historia y el encuentro con su abuela biolólogica modifica este martes.
La breve biografía que publicó el sitio web agrega que Ignacio “a los doce años de edad comenzó sus primeros estudios que ha efectuado de manera ininterrumpida los que continua al día de la fecha”.
“Tras unas pocas lecciones de teclado en su pueblo natal (Colonia San Miguel) donde vive hasta los 14 años, emigra a Buenos Aires a seguir con su formación, allí ingresa al Instituto Municipal de Música de Avellaneda (IMMA) pero paralelamente en la búsqueda formativa se encuentra con numerosos músicos que le fueron docentes”, añade el sitio.
“A su vuelta a Olavarría continúa sus estudios clásicos en el conservatorio Ernesto Mogávero de esa ciudad. Hace ya varios años que se desempeña como docente allí y además es actualmente el director de la escuela de música Hermanos Rossi de Olavarría. Ha editado varios discos y ha efectuado numerosas colaboraciones con artistas a lo largo de todo el país”, agrega la biografía.
Por otra parte, se informó que ha tocado con numerosos músicos locales e internacionales como Carlos Aguirre, el saxofonista barítono inglés George Haslam, el bandoneonísta italiano Paolo Rossi, Carto Brandán, Jerónimo Carmona, Sergio Verdinelli, Francesca Ancarola, Liliana Herrero, Adrian Abonizio, entre otros.
La agencia Télam publicó que Ignacio Hurban celebró hace dos años el hallazgo del nieto número 106 a través de Twitter.
El nieto de Carlotto es músico y compuso una canción para la memoria
Guido vive en la ciudad bonaerense de Olavarría con el nombre Ignacio Hurban. Tiene 36 años y es pianista. El 24 de marzo pasado publicó una canción donde escribió que “el ejercicio de no olvidar nos dará la posibilidad de no repetir”
"Las mejores cosas de la vida, no son cosas. #Nieto106", escribía el pianista Ignacio Hurban el 8 de agosto de 2012, fecha en que Estela de Carlotto anunciaba que Pablo Gaona Miranda era un nuevo hijo de desaparecidos nacido en cautiverio que recuperaba su identidad.
También en su cuenta de Twitter escribió el día de la muerte de Videla:
Murió Jorge Rafael, y en una cárcel, por lo menos para festejar en silencio.
— Ignacio Hurban (@IgnacioHurban)
Mayo 17, 2013
Ignacio (nombre que le dieron sus apropiadores al hijo de Laura Carlotto) también realizó el 31 de mayo pasado una entrevista con Radio del Plata junto a sus compañeros de la banda de jazz en la que participa.
Allí, el pianista y arreglador relataba cómo era ser músico en una "ciudad pequeña del interior como Olavarría" (en donde reside) y hablaba de su experiencia como director de la Escuela de Música municipal.
Ignacio además compuso la canción “Para la memoria” y la publicó nada menos que el 24 de marzo de este año en Bandcamp, donde escribió que “el ejercicio de no olvidar nos dará la posibilidad de no repetir”.
La canción
El ejercicio de no olvidar nos dará la posibilidad de no repetir.
Con la carroña apiñada, los nudos de otra madera
Apuran chispas hirientes y encienden lumbres de ojeras
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño.
Fantasma viejo y roído, capullo de los rosarios
cuando se postran las sombras detrás del abecedario
si lapidando al poeta se cree matar la memoria
que más le queda a esta tierra que va perdiendo su historia
Camino al sol, que hace la sombra de todo igual
si al estrujar el viento contra un pecho labriego
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho
Es la sutil diferencia de un cromatismo de negros
lo que separa el anverso en la palma del mismo dueño
cual si eso fuera importante en una caligrafía
dejando sentado en blanco cosas que el negro diría...
Surten menguar las ideas pues que se frena la clara
con dos monedas de cobre cubriéndome la mirada,
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño.
Camino al sol, que hace la sombra de todo igual
si al estrujar el viento contra un pecho labriego
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho
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