Fernanda Blasco

Oferta especial para espectadores cansados de remakes, adaptaciones, secuelas y precuelas: acaba de llegar a los cines El origen, el más reciente film de Christopher Nolan. Por el precio de una módica entrada se compra un viaje de dos horas y media por el fascinante y laberíntico mundo de los sueños. Una imperdible historia, que combina imaginación y adrenalina en dosis justas.

Leonardo Di Caprio interpreta a un “espía mental” contratado por grandes corporaciones para infiltrarse en los sueños de otras personas. Es el mejor en su trabajo, pero un oscuro secreto de su pasado lo complica. Enfrenta entonces el gigantesco reto de implantar una idea en la mente de un importante ejecutivo para beneficiar a su competencia: a cambio, prometen devolverle su vida.

El guión desborda imaginación, un sello característico de Christopher Nolan, talentoso realizador responsable entre otros films del singular Memento, la llamativa Noches blancas y el aplaudido Batman, el caballero de la noche (para muchos, el mejor Batman de la historia).

El origen es una película ambiciosa, con una historia compleja (los primeros veinte minutos son bastante confusos) pero no inentendible. Ofrece una estructura de muñecas rusas, esas que se colocan una dentro de la otra, por lo que demanda atención permanente por parte del espectador. Si bien hay reminiscencias de Matrix en su relato, Nolan sube la apuesta de los hermanos Wachosky al plantear más de un mundo paralelo, siempre en clave onírica. En estos laberintos mentales las relaciones espaciales y temporales requieren cierto análisis.