“El problema es usar la red con esquemas antiguos” afirma un docente. Ningún profesor versado en nuevas tecnologías le teme a las copias de la web. La mala noticia es que para encontrarse con esto sólo hay que poner en un buscador "hago tus deberes". La buena, que el blog con ese mismo nombre es un fenómeno marginal y ha dejado de funcionar, si es que alguna vez lo hizo: se creó hace un mes, justo cuando en Francia padres, profesores y políticos armaron un lío considerable por el hallazgo de una página web, mucho más sofisticada, en la que un equipo de docentes proponía el mismo negocio. Entre todos lograron que se clausurara. Internet es una potente herramienta educativa, pero todavía muchos estudiantes ven en ella el paraíso del cortapega, gratis, fácil y rápido.


Internet es la opción número uno para el 59,3% de los jóvenes de entre 12 y 21 años, según una encuesta de 2006 realizada por el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS). El 62,4% de los menores lo emplea como apoyo al estudio, según el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación español (Inteco), en una encuesta del mes pasado.

La cuestión es cómo la usan. "Antes ibas a la biblioteca y si querías copiar, podías, pero necesitabas más esfuerzo: te llevaba media tarde reproducir con tu propia letra lo que leías en los libros, y terminabas entendiendo parte del trabajo", comenta Pere Marqués, profesor de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ahora no. Y hay ejemplos grotescos. Como el que cuenta Ana, una profesora de clases de apoyo particulares que, al revisar un trabajo que uno de sus alumnos entregaba al día siguiente se encontró con que el alumno había copiado hasta el nombre de la autora original, que era una chica. "Ni lo leen. Algunos son más listos y al menos parafrasean, pero poco más". O, como recuerda un profesor de secundaria de Literatura, con una mezcla de amargura y risa: "Algunos ponen palabras que ni siquiera entienden. Cosas como 'pesimismo existencial', 'aquí se percibe la influencia de Kafka' o un 'en este fragmento se observan ecos surrealistas'. Sabes perfectamente quién maneja esos conceptos y quién no".

Por eso, en la era de Internet, el profesor recupera protagonismo. Ningún docente con formación específica en nuevas tecnologías (TIC) teme lo más mínimo a páginas como el rincón del vago, un popular y gratuito sitio donde descargar todo tipo de monografías y trabajos. "El problema es usar la Red con esquemas didácticos del pasado", explica Javier Antonio Puente, coordinador TIC.
Los niños cada vez se incorporan antes a la Red. Es un hecho, y es imparable. Los padres saben lo que sus hijos hacen en Internet a edades tempranas, pero la situación cambia cuando sobrepasan los 12 años. Lo que más les preocupa es que dejen datos personales por ahí, y cuando les preguntas si les da miedo que su hijo abra un perfil contestan que no, y es exactamente lo mismo. La solución es sentarse con ellos, hablar e instalar filtros de control", explica Gemma Martínez, investigadora de la Universidad del País Vasco y miembro del Proyecto Eukidsonline sobre control parental en la Red.

Si se trata de niños, la alarma se acentúa. Una recomendación básica es que no tengan la computadora en su habitación.
Florencio López, especialista en nuevas tecnologías en la escuela reflexiona: "Como docente tenés a tu alcance el mundo, y los chicos tienen que aprender a tenerlo a su alcance. Si alguien menciona El Principito, en un minuto cada uno lo tiene delante, podemos encontrar el fragmento que nos interesa. Si hablamos de Machado, podemos escuchar allí mismo a Serrat poniendo música a sus poemas. El objetivo es que sepan buscar, a través de preguntas relevantes, pautadas. Aquí no hay nada que copiar".

Fuente: El País