Durante décadas la mentira funcionó. Pero el secreto finalmente salió a la luz y ahora la Justicia los condenó. La  historia es larga pero se resume en una frase: el semen era de su amante, no de un donante anónimo.

Una mujer y su amante fueron condenados por la Justicia por haber mentido al marido de la primera, a quien hicieron creer que las hijas que tenían en común eran fruto de inseminación artificial con donante anónimo. Cuando, en realidad, eran producto de las relaciones sexuales que la mujer mantenía con su pareja alternativa.

El padre biológico y amante de la madre le contó todo a la víctima. Ahora deberán pagar al hombre, engañado durante 30 años, 117.000 euros por los daños ocasionados.

El extraño caso ocurrió en San Sebastián, España, según consigna el diario 20minutos.es.

En 1975 la mujer y el marido se casaron, y al no poder concebir hijos por la esterilidad del hombre, decidieron que la mujer se sometiese a una inseminación artificial en la clínica que ella trabajaba. Así tuvieron dos hijas en 30 años.