Silvia Gvirtz, directora de la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés, señala que nuevos estudios demuestran que “eliminar el recreo para castigar bajos rendimientos o inconductas puede resultar contraproducente. La capacidad de atender en la clase se verá disminuida sin el tiempo de descanso necesario”. Afectará la capacidad de estudio posterior. Una pena para quienes confiábamos en que este castigo no traía mayores consecuencias y facilitaba la reflexión a los niños castigados. Los estudios dan cuenta que los intentos de acortar los recreos para una mejor utilización de la jornada escolar “tampoco llevan a buen puerto”.