Al acercarse a ella, el mozo volcó sin querer de su bandeja nada menos que cinco copas cargadas que terminaron en la cabeza y el cuello de la canciller alemana.
Merkel no se enojó y sonrió como si nada hubiera pasado. Luego brindó con su propia cerveza con el resto de los comensales.
El hecho ocurrió durante un acto en la ciudad de Demmin.