De acuerdo al neurólogo, los episodios se relacionan con la presencia de factores de riesgo vascular: la hipertensión arterial, la enfermedad cardíaca preexistente, el tabaquismo, el sedentarismo, el sobrepeso, la diabetes, el estrés, el colesterol elevado, el consumo excesivo de alcohol y el uso de drogas ilícitas.
Por eso, la prevención “es fundamental para disminuir las probabilidades de un ACV”, destacó Cáceres. El médico recomendó no fumar, dejar de consumir alcohol o drogas, tener una alimentación correcta, descender el eventual sobrepeso, efectuar actividad física aeróbica y replantear el nivel de estrés laboral y social. “Por otro lado, el paciente debe recibir la medicación preventiva que corresponda según sus factores de riesgo, tales como drogas para bajar la presión arterial o fármacos antitrombóticos para prevenir las obstrucciones vasculares”, señaló.
Para aquellos pacientes que quedan con secuelas físicas-cognitivas y/o conductuales, está indicado un tratamiento de “neurorehabilitación” por parte de un equipo interdisciplinario. Y cuanto antes se inicie, mejor. “La neuroplasticidad, que es la capacidad del sistema nervioso de modular su funcionamiento y que posibilita que áreas no afectadas reemplacen la función de otras lesionadas, es autolimitada. Cuanto más precozmente se instale la neurorehabilitación, mejor será la recuperación funcional”, enfatizó Cáceres.
Fuente: Instituto Leloir