Una reunión de dieciocho centros de salud realizada en diciembre puso el tema en la boca de médicos, especialistas y trabajadores sociales. La preocupación por la situación del aborto en los efectores estatales crece a medida que los profesionales deben hacer frente a las mujeres que llegan con severas complicaciones físicas y psíquicas tras haberse hecho esta práctica sin ningún tipo de cuidado. Sólo “en la maternidad del Hospital Saenz Peña hay un promedio de 330 mujeres atendidas por complicaciones por aborto y unos 2000 partos”, manifestó Susana Arninchiardi, trabajadora social de ese hospital en declaraciones a Radio 2. Para muestra…

“Nos preocupa mucho esta situación”, admitió Arninchiardi y explicó que, a pesar de que los índices de mujeres con complicaciones post abortivas han disminuido así como la utilización de elementos invasivos –tallos, palos – para abortos de tipo casero, todavía es un tema que golpea. “Es necesario trabajar en la prevención y crear nuevas estrategias”, analizó.

“Hacemos eje en la prevención pero cuando ya están con este cuadro tratamos de que salgan del hospital con un método anticonceptivo. La idea es que sepan que pueden elegir cuándo concebir y por ellos formamos la Consejería Post Aborto en la que no sólo hablamos con ellas sino que también lo hacemos con las parejas y los familiares”, relató.

“El aborto es una experiencia traumática en todos los aspectos”, remarcó la trabajadora social quien es testigo de la problemática que, como señaló, afecta a mujeres de todas las edades y excede el ámbito de la salud pública.


Las declaraciones de Susana Arninchiardi a Radio 2, tienen como correlato un informe basado en cifras oficiales publicado por el diario Página 12 que sostiene que cada hora, siete mujeres egresan de un hospital público del país después de haber estado internadas por complicaciones por un aborto. De esto se desprende que a lo largo del día suman un promedio de 188, según las últimas estadísticas oficiales. Por fuera de ese cómputo quedan las mujeres que recurren a un aborto seguro y no tienen complicaciones –se estima que son siete por cada una que tuvo que hospitalizarse–; las que reciben atención en una guardia y las que mueren.