"Mientras no exista un reconocimiento general de la brutalidad colosal, de la extrema amoralidad del régimen estalinista y de sus trágicas consecuencias, no podremos desarrollarnos con normalidad", señaló Liudmila Alexéyeva, líder del Grupo Helsinki de Moscú, citada por la agencia Interfax.
La activista propuso aprobar un programa estatal de "desestalinización" para que aún más gente conozca la verdad acerca del terror político y las represiones en la Unión Soviética.
"Debería ser un programa estatal, ya que la sociedad por sí misma no puede superar este problema. Hay que abrir todos los archivos. No se trata de escarbar en el pasado, sino de preocuparse del futuro", agregó.
Por otra parte, calificó de infundada la tesis de que Stalin desempeñó un papel decisivo en la victoria de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria, como los rusos denominan la II Guerra Mundial a partir de la invasión nazi a la URSS, en junio de 1941.
"No fue Stalin quien ganó la guerra, fue nuestro pueblo", enfatizó Alexéyeva.
Agregó que "los datos de los sociólogos son preocupantes" y que "la popularidad de Stalin aumenta entre los jóvenes, que no saben cómo fueron esos tiempos".
Arseni Roguinski, líder de la organización pro derechos humanos Memorial, indicó que "existe una tendencia a limpiar la imagen de Stalin", que calificó de "peligrosa".
En su opinión, hasta el momento la sociedad rusa no ha comprendido toda la dimensión de las represiones estalinistas.
"La población las ve (las represiones) como desgracia incomprensible. En nuestro país no existe una memoria nacional, nuestra memoria está fragmentada", declaró.
Según Memorial, después de la muerte de Stalin las represiones en la URSS dejaron de ser masivas.
Como todos los años, los dirigentes del Partido Comunista de Rusia depositan una ofrenda floral a los pies del busto de Stalin, situado junto al mausoleo de Vladímir Lenin, fundador de la Unión Soviética, en la Plaza Roja de Moscú.