De acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos "Todos tenemos derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos la instrucción primaria y elemental. La educación primaria debe ser obligatoria. La educación técnica y profesional debe ser generalizada y la educación superior debe ser igualmente accesible para todos sobre la base del mérito". Ante este planteo Nicholas Burnett, Subdirector General de Educación y ex director del Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo de la UNESCO, se pregunta cómo garantizar el acceso a la Educación Superior cuando el acceso a la educación básica sigue siendo un reto en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe.

“No hay contradicción entre el acceso universal a la Educación Básica y el acceso a la Educación Superior sobre la base del merito. La clave es asegurar que todos tengan acceso a un aprendizaje de calidad” explica Burnett. “El significado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es profundo. Por ello, primero que nada es sobre la base de los derechos que se está liderando el movimiento de Educación para Todos, porque todo se deriva del intrínseco valor humano de la educación, que va desde el bienestar social y económico hasta la participación ciudadana”, continuó.


“Mi primera reacción a esta pregunta es que tenemos que poner las cosas en perspectiva. Hubo grandes progresos hacia la universalización de la educación en el Mundo, especialmente desde el año 2000. Hay aspectos que son muy diferentes de una región a otra, de un país a otro y dentro de los mismos países. La mayor preocupación en América Latina y el Caribe es el grado de desigualdad, el cual sigue siendo más elevado que en otras regiones. Existen grandes disparidades entre áreas geográficas y socio-económicas o de los grupos étnicos. Los criterios son la equidad y la calidad en cada etapa y cada etapa importa. Es evidente que la educación básica es la base para todos los futuros aprendizajes, pero la educación superior es indispensable para la promoción de un desarrollo sostenible del país y la base de conocimientos”, enfatizó.


Para Nicholas Burnett las instituciones de educación superior son centros de conocimiento, investigación, innovación y, por supuesto, de formación de profesores bien calificados para todos los niveles del sistema educativo. Desde su visión “muchos países en América Latina y el Caribe no han colocado en sus agendas políticas la Educación Superior, debido a la carencia de recursos e inversión. Como resultado, hay pocos profesionales entrenados para enseñar educación básica. El resultado es una sociedad desequilibrada donde los niños y jóvenes más desfavorecidos reciben una educación limitada por que sus profesores no están preparados”, sentenció.


Con respecto a qué se puede hacer para revertir esta tendencia y ofrecer educación superior de calidad para futuros educadores y otros profesionales Burnett respondió: “La calidad de la educación es un problema mundial y los gobiernos lo saben. Ellos están invirtiendo en evaluaciones del aprendizaje, las cuales muestran bajos rendimientos en lectura, escritura y aritmética en un porcentaje significativo de los alumnos. La reciente evaluación del SERCE en América Latina y el Caribe lo ha demostrado claramente. Una gran preocupación en América Latina y el Caribe es también la situación del personal docente: su desarrollo profesional, sus condiciones de trabajo y su remuneración. Dicho esto, es igualmente importante, especialmente a la luz de los resultados de las evaluaciones del aprendizaje, mejorar la formación y dar a los profesores las herramientas y habilidades para trabajar con los estudiantes de todos los niveles. Así, tanto el reconocimiento del trabajo de los docentes y su formación son esenciales para alcanzar una mayor equidad y mejor calidad”.


Inmigración y pobreza son dos de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sistema de Educación Superior en Latinoamérica. En este sentido Burnett asegura que “las instituciones de educación superior tienen una responsabilidad con la sociedad en términos de desarrollo, construcción de capacidades y un compromiso social con respecto a los retos nacionales y locales. Estos incluyen la pobreza, la inmigración y las necesidades de aprendizaje para jóvenes en un continente donde 35 millones de adultos son analfabetos”.


Fuente: IESALC