Piratas somalís capturaron este martes a tres embarcaciones en apenas una sola jornada: un barco griego, un pesquero de Tailandia y un carguero de Hong Kong. Mientras que para algunos se trató de una coincidencia, desde la ONU alertan que en realidad la actividad pirata en la costa de Somalía se ha incrementado notablemente en los últimos tiempos. De hecho, en lo que va del año han capturado 65 barcos y cobrado en concepto de rescate cerca de 30 millones de dólares.

En un informe al Consejo de Seguridad, el secretario general de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon, alerta de que el aumento de los actos de piratería ha afectado gravemente al comercio internacional en la zona y ha debilitado al Gobierno somalí, además de profundizar la crisis humanitaria que sufre el país.

Ban precisa que unas 65 embarcaciones, con alrededor de 200 tripulantes cada una, han caído en manos de los piratas desde el pasado enero y que desde entonces se ha pagado entre 25 y 30 millones de dólares a estas organizaciones criminales en concepto de rescate.

"Las autoridades locales y federales son víctimas de este incremento de la piratería y no cuentan con las lanchas rápidas, los equipos de comunicaciones y las armas pesadas que se necesitan para combatir a los piratas", apunta el informe.

Las cifras ofrecidas por Ban no incluyen a los 17 barcos que en la actualidad mantienen secuestrados los asaltantes marinos, entre los que se encuentran un carguero ucraniano con armas y un petrolero saudí con capacidad para dos millones de barriles de petróleo.

Uno de los efectos del aumento de la este fenómeno es que la distribución de la ayuda humanitaria se ha vuelto más cara y peligrosa a causa del asalto a los buques mercantes y a los peajes que en tierra deben pagar los convoyes a las milicias que montan puestos de control, observa el documento.

En el también se advierte de que la crisis económica global ha tenido "graves repercusiones" en la economía somalí, que ha visto cómo su moneda se ha depreciado un 80 por ciento y la inflación sufre un aumento incontrolado. El precio del combustible se disparó entre agosto de 2007 y agosto de 2008 un 170 por ciento y el de los alimentos básicos un 250 por ciento.

"Somalia seguirá siendo un caldo de cultivo de extremistas frustrados y una fuente de inestabilidad en la región y el mundo, si no se proporciona a las comunidades locales alguna manera de ganarse la vida", apunta.

El secretario general señala que el embargo de armas impuesto al país por la ONU se viola constantemente, lo que contribuye a que la situación de seguridad en se haya deteriorado "extraordinariamente" pese al reciente acuerdo de alto el fuego.

La tregua fue acordada por el Gobierno Federal de Transición y algunos de los grupos opositores el pasado 26 de octubre y está vinculada a la retirada de las tropas etíopes que respaldan a las fuerzas gubernamentales. El repliegue de los soldados etíopes está condicionado, según el acuerdo, a su reemplazo por parte de una fuerza de interposición de la ONU.

La organización internacional está considerando internamente esta posibilidad, pero el Consejo de Seguridad todavía no se ha pronunciado con claridad sobre si respalda el envío de una misión.

El flanco débil del acuerdo entre el Gobierno y la oposición es que no incluye a las facciones más militantes de la Alianza para la Re-Liberación de Somalia, las cuales siguen alzadas en armas y mantienen su lucha contra las autoridades federales.

Somalia no tiene un gobierno efectivo desde 1991, cuando el dictador Siad Barre fue derrocado y el país cayó en manos de los "señores de la guerra" de distintos clanes, que se disputan el territorio en una situación de caos.