Algunas postales de la ciudad de este sábado a la mañana hacían recordar a la tormenta de granizo de noviembre del año pasado. Es que si bien esta vez no hubo vidrios destrozados ya que no cayó piedra, fueron muchas las zonas que  amanecieron cubiertas con un manto verde producto de la furia del viento que sopló sin piedad durante casi media hora de este viernes. Incontables los árboles caídos, los cables cortados, las zonas anegadas.