“Por fin me lo saqué de encima”, reza un cartel ubicado en una esquina del Batallón 121. Fue la frase con la que algunos voluntarios bautizaron ese espacio, en el que decidieron coleccionar las donaciones más “llamativas” (por ponerles algún amable adjetivo) que llegaron a ese centro. En su mayoría, prendas de ropa que probablemente no le sean útiles a ningún evacuado.
 
Es que la movida solidaria convocó a mucha gente de buen corazón que aportó lo que pudo para mejorar la situación de quienes fueron desplazados de sus hogares, pero también se plegaron a la campaña algunos oportunistas que aprovecharon para limpiar sus armarios y cuyas donaciones excedieron la consigna de ropa, calzado y artículos de limpieza.