El ex presidente del Banco Central, Mario Blejer, sostuvo que no denunció ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) la supuesta relación amorosa entre su ex esposa y el director del organismo. "Una de las cosas que aparece en los diarios es que yo de alguna forma u otra descubrí este asunto, es todo falso", aseguró.

Blejer, negó haber descubierto y denunciado ante el FMI el escándalo sexual que involucra a su ex esposa, la economista húngara Piroska Nagy, y al director del organismo, el francés Dominique Strauss-Kahn.

Este sábado el diario The Wall Street Journal publicó que el titular de la entidad mantuvo una aventura extramatrimonial con Nagy y que había sido Blejer quien lo denunció. Sin embargo, en diálogo con radio América y FM Milenium, el actual funcionario del Banco de Inglaterra calificó de “falsas" esas versiones.

Además, ratificó que si bien no está divorciado "formalmente" de Nagy, con quien tiene una hija de 11 años, permanecen "separados hace más de cuatro años".

"Una de las cosas que aparece en los diarios es que yo de alguna forma u otra descubrí este asunto, lo llevé al Fondo, etcétera, es todo falso", insistió

Luego comentó que "el director gerente del Fondo viene con una reputación bastante cargada sobre este tema de acoso sexual en Francia, entonces parece que había muchos esperándolo en la esquina". También admitió Blejer que "puede haber consecuencias" para el director del FMI, quien está casado con una periodista de la televisión francesa, pero dijo desconocer los detalles.

El escándalo es investigado por un estudio jurídico independiente, que procurará determinar si Strauss-Kahn cometió "abuso de poder" respecto de Nagy, quien dejó el FMI en agosto último y se radicó en Londres. Se investiga si la mujer fue despedida o si recibió una indemnización excesiva cuando se sumó al programa de retiros voluntarios que arrasó con 600 funcionarios y empleados del organismo.

Según se difundió, el supuesto romance sucedió en enero de este año en Suiza, durante la reunión del Foro Económico Mundial.

Para Blejer, el caso desvía la atención de los temas de preocupación del FMI, "que debería estar ocupándose de la crisis internacional", señaló.

Hace un año, un escándalo similar le costó el puesto al entonces presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, quien se vio forzado a renunciar al descubrirse que su novia, también empleada del organismo, había recibido suculentos aumentos de sueldo durante su gestión.