El bullicio clásico de las salas de espera, tanto de hospitales, sanatorios, bancos o negocios, podría ser reemplazado por el silencio que hace a la lectura, si resulta exitosa la campaña que el municipio intenta instrumentar y que consiste en proveer de libros a establecimientos privados como públicos que tengan este tipo de espacios.

La iniciativa se aprobó por unanimidad este jueves en el Concejo municipal tras ser presentada por el edil Carlos Comi (Ari) y surgió de la idea de un vecino llamado Marcelo Malvestiti. La intención es que la Secretaría de Cultura y Educación implemente la campaña, que incluiría la publicación de textos, preferentemente de autores locales, puestos a disposición a través de exhibidores y revisteros ubicados en las salas de espera de establecimientos públicos y privados que estén destinados a la atención al contribuyente para el pago de impuestos y servicios, como también para el cobro de sueldos, pensiones y también comercios en donde sus dueños lo reclamen.

Malvestiti sostuvo: “La gente no lee o lee poco, y aunque puedan existir razones justificadas hay que concientizar al pueblo en cuanto a la importancia de leer”. El proyecto que entregó a los concejales del ARI se sustentó en datos relevados de una encuesta que establece que “el 47 por ciento de la población mayor de 18 años lee todos los días, al menos 15 o 20 minutos, pero sólo el 6 por ciento se dedica a la lectura de libros mientras que el 8 por ciento utiliza el diario como fuente de información”.

Además, el mismo relevamiento señaló que “el 43 por ciento de los argentinos no lee ni compra libros, lo que significa que casi la mitad de los habitantes del país no tiene acceso a la lectura”.