Según trascendió, para la estafa los delincuentes utilizaron los propios PIN de los clientes, una clave que supuestamente sólo conocen ellos y el banco.
Uno de ellos es un comerciante rosarino que logró interceptar la orden de transferencia de un valor de 2.500 pesos.
El otro es un operador de seguros que en un mismo día sufrió tres transferencias de su cuenta por el monto de 8 mil pesos que se cobraron en la sucursal de la misma entidad bancaria en Mar del Plata.