Una nueva forma de compartir el arte, más allá de la mirada. Es que este domingo, en la obra Eva y Victoria, los no videntes podrán seguir las escenas con un sistema de voz que les relatará lo que suceda en el escenario. Esta experiencia, propulsada por el Voluntariado de Lectura y el productor de la puesta, se basa en que no sólo se puede leer con los ojos. ¿Cómo es la lectura de los que no pueden ver?

La obra de teatro Eva y Victoria: un encuentro imaginario llega a Rosario este domingo al teatro Broadway, de las manos de las actrices Julieta Cardinali y Leonor Benedetto, de su directora China Zorrilla y su productor Jorge Dizel. Esta vez, en el teatro se vivirá una experiencia diferente de percepción porque las personas no videntes tendrán la oportunidad de acercarse, para aprehender la escena que no contenga diálogos. El puente que les servirá de guia será la palabra. Esta posibilidad fue instaurada por el mismo Dizel –quien ya tiene antecedentes con su film Al fin, el mar – y puesta en marcha por el voluntariado de lectura.

Así, el domingo cuando la gente esté acomodada en sus butacas, el productor de la obra se tomará unos minutos para explicar esta iniciativa y repartirá auriculares a los espectadores no videntes para que puedan “compartir el arte, pero no desde la mirada sino a través de la voz de otro”.

La palabra cobra una importancia inimaginable para quienes tienen disminuida o anulada su capacidad de ver. Sin embargo, como explicó a Rosario3.com, María Luisa Sordi de Matich fundadora y presidenta del Voluntariado de horas de lectura de Rosario, “hay una forma de leer que es a través de la voz de otra persona”. En eso consiste, básicamente, el trabajo que ya hace ocho años lleva adelante esta organización que cuenta con unos 200 voluntarios que asisten a personas ciegas de diferentes edades.

“No sólo se lee con los ojos. Desde 1999 tenemos muchos chicos a los que les leímos que hoy son profesionales, se casan y trabajan”, contó con orgullo en la voz. Si bien no hay un censo de personas ciegas, María Luisa cree que hay unas 160 en la Escuela de Niños Ciegos (San Lorenzo y Santiago), un centenar en el Centro de Rehabilitación Braille (España al 500) y unos 40 o 50 universitarios. Pero –destaca– hay muchos que quedan ciegos a la mitad de la vida y son muchos los que llaman a un lector voluntario.

“El voluntario va a la casa del no vidente o al revés y también ofrecemos lugares alternativos pero lamentamos no tener una casa”, arrojó Sordi de Matich. “Nuestra gran ilusión es no perder el voluntariado y tener una casa abierta porque no hay lugares suficientes en la provincia, que no hace nada por los ciegos. En Rosario hay pocas alternativas: la escuela de niños ciegos, el centro de rehabilitación Braille y las bibliotecas municipales Estrada y la Argentina. También existe el Mucar (Movimiento único de ciegos amblíopes de Rosario) que es otra organización civil, con 26 años de trabajo”.

A través del Voluntariado de lectura, las personas videntes le leen en voz alta a quienes carezcan de esta facultad. Según mencionó su presidenta, en la etapa universitaria es muy útil ya que el braile se deja un tanto de lado. Años atrás se intentó promover la iniciativa de una biblioteca parlante –se grababa una diversidad de textos dispuestos para los no videntes – pero no prosperó. “Hemos hecho mucho pero hay mucho más por hacer, es necesario integrar al no vidente y brindarle las herramientas necesarias que le permitan hacer su lectura de las cosas”.