Como de costumbre, Marcelo Badalatti, de 49 años, fue este domingo cerca de las siete de la tarde a retirar unos pesos del cajero automático. Ingresó su tarjeta, siguió los pasos indicados y cuando quiso terminar la operación, notó que la tarjeta había quedado inmóvil dentro de la ranura.
Entre tirón y tirón, el hombre se dio cuenta lo que sucedía y no dudó en dar aviso a la policía. Había sido víctima, nada más y nada menos una particular forma de robo. Se trata de una modalidad que a partir de la colocación de un dispositivo se retiene las tarjetas.
Se coloca una plancha metálica que se camufla en la ranura pero que atrapa la tarjeta. Cuando el cliente del banco, sale a buscar ayuda, el delincuente al acecho, entra al cajero y desactiva el mecanismos, obteniendo para sí todos los billetes.