Esto es parte de lo que va a declarar Julio Más, un rosarino veterano de la Guerra de Malvinas, ante una jueza de Río Grande, Tierra del Fuego, que, 25 años después del conflicto armado, abrió una causa en la que se investiga las torturas a las que fueron sometidos conscriptos enviados a las islas por parte de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas. Un informe sobre este tema se pudo ver en Telenoche, por Canal 3.
Más declarará en Corrientes, a donde se trasladará la jueza Lilian Herráez para recolectar 15 testimonios de ex combatientes de esa provincia y también de Rosario y Buenos Aires. El viaje de la magistrada fue promovido por la Secretaría de Derechos Humanos correntina, que auspició la denuncia por los estaqueamientos que sufrieron los soldados de la provincia.
En diálogo con canal 3 y también con el programa De tarde en tarde, de Radio 2, el ex combatiente rosarino contó que a pesar de los malos tratos que sufrían los solados, “para combatir se sacaba fuerza de donde se podía. Nosotros dábamos todo lo que teníamos”.
De todos modos, Más salvó a “algunos oficiales que estuvieron codo a codo con nosotros en el frente”.
Y luego aclaró que esta no es una denuncia contra las Fuerzas Armadas, “sino hacia los hombres que no actuaron de acuerdo a lo que todos suponemos que deberían haber cumplir. Si San Martín hubiera estado en Malvinas les hubiera cortado las bolas con el sable corvo. Una cosa el ejército de San Martín, otro el de Videla”.
Más consideró que a pesar de que pasaron 25 años perfectamente se puede juzgar a los responsables de las torturas a los soldados. “Los delitos contra lesa humanidad son imprescriptibles”.
Y luego abundó: “No puede ser que a un soldado que está defendiendo a la patria porque busque comida lo ates al suelo con temperaturas bajo cero, insultándolo, maltratándolo”.
Consultado sobre por qué se reflota el tema 25 años después, mencionó que tal vez el hecho de que hoy sus hijos tengan la edad que tenían ellos entonces fue un factor que los empujó a buscar aclarar esto. “Nos dijimos que esto tiene que salir a la luz; no pueden estar recibiendo pensiones honoríficas gente que maltrató soldados. No podemos igualar. Tenemos que decir todo, no parte de la verdad”.
También consideró el miedo que sufrieron los propios ex combatientes, a quienes durante mucho tiempo se los instó al silencio con la idea de producir una “desmalivinización”.