En el marco de las Jornadas de Socialización sobre Experiencias Innovadoras organizadas por el Ministerio de Educación de Santa Fe que comenzaron en Reconquista y finalizarán en Rosario en el mes de noviembre Graciela Frigerio, profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y doctorada en Educación en la Universidad de La Sorbona (París) brindó su visión sobre varios temas que hacen a la realidad de la “escuela argentina en la actualidad”.
Durante su intervención intercambió vivencias, inquietudes, hallazgos y propuestas con docentes. A su paso por la ciudad de Santa Fe -y entrevistada por el Diario El Litoral- Frigerio destacó la labor de los docentes provinciales que, pese a las adversidades, trabajan por una educación mejor. Opinó que la nueva Ley Nacional, si bien introduce elementos superadores, "no ofrece alternativas consistentes para repensar las dificultades de la escuela actual".
En ese marco la pedagoga preguntó: "¿Sabés lo que significa para mí que un maestro rural de una escuelita caída del mundo mecuente cómo puede poner en práctica una iniciativa con cero recursos, ofreciendo a los alumnos algo significativo para sus vidas? Es una sensación muy gratificante, emotiva y reparadora, pues con experiencias como ésta me doy cuenta de que no todos los hombres se dedican a extraer plusvalía económica, a sojuzgar ni a empobrecer a los demás".
"Ha sido muy conmovedor estar con estos luchadores incansables que son los maestros. En tiempos tan difíciles como los que vivimos, siempre es bueno encontrar a tanta gente que sigue insistiendo en que es posible un cambio positivo, sobreponiéndose a las dificultades y carencias para ofrecer a los chicos algo mejor". Y subrayó: "He podido constatar que en toda esta provincia existe un número importante de educadores dispuestos a desafiar las profecías del fracaso, con vocación, con fuerza y entusiasmo".
Con respecto a su visión acerca del estado de la situación actual del sistema educativo argentino a propósito de la transición de la (ahora derogada) Ley Federal a la ley Nacional de Educación, Frigerio reflexionó: “Creo que la nueva ley de educación tiene numerosos argumentos política y pedagógicamente correctos, pero no ofrece alternativas consistentes para poder repensar la escuela en toda su dimensión y, particularmente, en la escuela secundaria. Hay cuestiones inherentes al formato escolar que ni siquiera son enunciadas. Yo no deposito todas las expectativas en un cambio de ley, no me parece que entre la norma derogada y la nueva haya diferencias radicales. Con la nueva Ley Nacional ha habido algún avance, pero creo que los adultos estamos escasos de imaginación para poder construir de manera colectiva otras formas de resolver la relación con el saber que tienen a su cargo las instituciones educativas.
En este nuevo escenario tanto alumnos como docentes se enfrentan a nuevos desafíos: “Considero que los nuevos desafíos no están puestos en el pasaje de una ley a otra. Hay un desafío que no es nuevo, que es antiguo, que es imperativo para todos los que hacemos educación y para quienes conducen las políticas educativas nacionales: ese desafío es intentar pensar. El mayor reto es ser coherente con los discursos que enarbolan las banderas del derecho universal a la educación. Y, en este sentido, queda mucho por hacer porque, además, en la actualidad que vive la Argentina y más allá de las políticas educativas implementadas, lamentablemente se sigue apostando a la división de las vidas. Se sigue clasificando y dividiendo, y si bien se habla demasiado de distribución equitativa, no se está distribuyendo: abunda la retórica, pero faltan acciones conducentes. Éste es un desafío que tiene su correlato en la educación”.
Frigerio planteó su preocupación con respecto a la asimetría intergeneracional: “Para mí la complicación más visible radica en un desconcierto mutuo entre los docentes y los alumnos. Y la cuestión a analizar es cómo recuperamos la responsabilidad sobre esa asimetría intergeneracional que interfiere en el diálogo entre maestros y alumnos, y la responsabilidad que los adultos tenemos sobre el mundo que proponemos para los chicos. Hoy, los niños y adolescentes van como llevados a vivir un presente fragmentado que, al pasar, no abre la dimensión del porvenir. La idea de un proyecto nuevo por construir está un poco retrasada.
Entonces, la preocupación está en cómo volvemos a pensar que hay grandes y chicos distanciados por asimetrías intergeneracionales, y que estas asimetrías no podrían justificar jamás abusos de autoridad. Los adultos debemos hacernos responsables de estas asimetrías, y aceptar la voz de los chicos que dicen: "¿Y a ustedes adultos, qué les pasa?", "¿Qué les pasa a los grandes en estos tiempos, que no quieren crecer para no tener que asumir responsabilidades?". Éstas son algunas de las dificultades de fondo que, más temprano que tarde, deberemos resolver”, aseguró la pedagoga.
Con respecto a su punto de vista acerca de cómo observa la investigación en educación actual en Argentina enfatizó: “Creo que históricamente estuvo presente, y también está en las nuevas generaciones, ese interés genuino por saber. Pero también hay condicionamientos vinculados con criterios de prioridad y disponibilidad de subsidios para trabajar ciertas problemáticas. La investigación es sumamente importante en sus diversas maneras de llevarse a cabo, y ninguno de nosotros podría oponerse al deseo de comprender mejor cómo funcionan las cosas”.
“En consecuencia –concluyó- incluir a los excluidos exige discutir una cuestión que caracteriza a estos tiempos, que es la producción de la injusticia y la reproducción de la desigualdad como condición del enriquecimiento de unos pocos. La desigualdad hoy es necesaria para muchos, porque éstos no podrían ser tan ricos si no fuera a costa de la explotación a la que someten a las grandes mayorías. No estoy segura de que las reglas de juego entre los incluidos sean las reglas de juego para un mundo común mejor para todos. Y este nuevo mundo común no puede ser organizado en base a la división de incluidos y excluidos".
Fuente: El litoral