Esta investigación aporta una posible explicación a algo que ya se sabía: que existe una relación entre comer rápido y la obesidad o el sobrepeso, señalan los científicos.
En el estudio, una serie de individuos tomaron cantidades idénticas de un mismo helado, a diferentes velocidades. Los científicos tomaron después muestras de sangre de todos los participantes en la prueba, descubriendo que aquéllos que comieron más despacio presentaban concentraciones más altas de reductores intestinales del apetito.
Según los investigadores, estos resultados ayudan a comprender cómo el estilo de vida actual, con su ritmo acelerado, podría estar influyendo en el exceso de comida que consumimos.
Fuente: Tendencias 21