Esta noche, la Cantilo tocará en Rosario las canciones de su último disco de covers de rock argentino llamado En la vereda del sol. Será a las 22 en el Teatro Broadway, de la calle San Lorenzo 1223. Según precisó ayer, el show se extenderá durante dos horas y media y estará lleno de sorpresas. Sin embargo, mezcla de niña y mujer, Fabiana no pudo evitarlo y dio algunas pistas: “Voy a hacer temas nuevos del disco que estoy preparando, de letras mías”, sostuvo mientras apoyaba sus botas de leopardo en la mesita ratona. Más tarde, enmarcando cada frase en su boca grande y roja, soltará prenda: el recital será multimedia e incluye pinturas propias, una pasión de la infancia que retomó e incluyó como canal de expresión para sus presentaciones.
En la vereda del sol salió a la luz el día de la primavera del año pasado como una continuación de Inconsciente colectivo, de 2005, y fue producto de una idea entre una radio y el sello discográfico de ejecutar versiones de temas del rock nacional con una onda acústica, con ese sello aterciopelado que la voz de la Cantilo sólo puede lograr.
Vino después de Hija del rigor, un disco de canciones propias, una especie de separador entre estos dos materiales en los que la cantante le pone su sello a temas muy conocidos y mil veces tarareados: son quince versiones en los que no falta nada porque integra a Seru Giran, Almendra, Celeste Carballo, Andrés Calamaro, Soda Stereo, Spinetta, Fito, Charlie y Gieco, entre otros. “Elegí las canciones que iban con mi voz”, confesó al respecto y reveló que, por entonces, le quedaban ganas de rendirle homenaje a las mujeres y para ello optó por “Celeste, la maestra de todas las chicas”.
“No voy a hacer más discos de covers”, sorprendió más tarde, una Cantilo más abajo, con los ojos serios y una mano agarrando la otra toda, pintada por un tatuaje que le alcanzaba los dedos. Pero enseguida se le vieron los dientes inmensos y el flequillo desprolijo le descubrió la mirada llena de chispas. Y volvió a abrumarse, a hablar sin parar como si se tratara de la primera nota de su vida, admitiendo su “bipolaridad” y su necesidad de cambiar.
Buscando un símbolo de paz
“Estoy renaciendo, tengo nuevas metas siempre”, confió mientras intentaba explicar su nuevo estado anímico. “Trato de hacer cosas para tranquilizarme”, agregó y enseguida vinculó esto a su carrera profesional: “Tengo bien la voz, pero a veces desafino”. Otra confesión la mostró nuevamente vulnerable pero a la vez auténtica, como cuando interrumpió una respuesta –se fue por las ramas– y recordó la última vez que lo vio a Luis Alberto Spinetta en un recital y como si fuera una quinceañera le declaró su devoción sin rubores. “Me reencontré con su brillantez”, aseguró.
Después admitió que Rosario le trae buenos recuerdos, sobretodo de la felicidad que le causaron los comentarios positivos que despertó en la ciudad ¿De qué se ríen? “cuando los pelotudos de Buenos Aires lo habían matado”, dijo con enojo. “Era la primera vez que me criticaban”, deslizó para arremeter contra un viejo representante “siempre pendiente de Fito (Páez) porque también trabajaba para él” en ese tiempo y contra los que “nunca me sacaron afuera”. “Nunca fui bien manejada y salir es un tema pendiente para mí”, sentenció.
Quizás una forma de que su voz se escuche lejos vendrá de la mano de “De aquí para allá”, una producción para Latinoamérica que compila Incosciente colectivo y En la vereda del sol y que saldrá en breve a la venta pero no se conseguirá en las disquerías locales. Mientras tanto, quedan acá las canciones que sabemos todos pero que Fabiana supo renovar y darles una luz diferente.