Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) estudia diferentes alternativas para remediar suelos decapitados. Así, surgió una iniciativa de fabricar ladrillos reemplazando a los suelos por el sedimento del fondo de las lagunas.

Especialistas de la Facultad de Ciencias Naturales se desempeñan en el Instituto de Geomorfología y Suelos que, por un convenio con el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense, integran en forma conjunta el Centro de Investigaciones de Suelos y Agua de Uso Agropecuario (Cisaua).

“No quisimos quedarnos sólo con el estudio de lo que les está pasando a los suelos, con la decapitación y la apertura de cavas. También nos propusimos encarar tareas de remediación y conservación de los mismos”, afirmó el geólogo Martín Hurtado, docente investigador de esa facultad y director del instituto.

Según comentó el experto, con el grupo de científicos que está a su cargo decidieron investigar qué pasaba con los fondos de las lagunas de la provincia de Buenos Aires, tales como: las del sistema de encadenadas de Chascomús, la laguna de Gómez (en Junín) y la de San Vicente (en el partido que lleva ese mismo nombre), entre otros lugares.

Hurtado señaló que son lagunas que, con el tiempo, se han ido llenando de material mineral y de vegetación, con lo cual pierden su capacidad receptiva de agua. “Ese material proviene de procesos erosivos de los mejores suelos vecinos a las lagunas”, explicó.

Desde que comenzaron con este estudio experimental, en 2008, lograron fabricar modelos de ladrillos en escala; es decir, no tienen el tamaño de un ladrillo común. Pero estas muestras han sido sometidas a ensayos de resistencia como los ladrillos normales, y los resultados han sido muy alentadores.

“Se los somete a presión, corte, impregnación de agua, congelamiento y toda una serie de ensayos que marcan las normas internacionales. Y vamos por un buen camino”, aseguró. El geólogo consideró que con esta iniciativa, la idea no es sólo reemplazar el suelo como materia prima para la fabricación de ladrillos, sino también poder devolverles a las lagunas la capacidad receptiva de agua. Y agregó: “Desde ya no se puede sacar una cantidad de sedimento sin control. Hay que hacer una extracción controlada para no estropear un recurso por mejorar otro. Nosotros, como naturalistas, tenemos que cuidar esos detalles”, concluyó.

El geólogo Martín Hurtado, explicó de esta forma cómo se ven afectados los suelos por la actividad del hombre. Por un lado, el especialista se refirió a la decapitación, que es la extracción de la parte superficial del suelo. La tierra es utilizada como materia prima para la fabricación de ladrillos y, también, para la jardinería. “Ultimamente se venden panes de césped y eso provoca un daño importante, porque se extrae con una cierta porción del suelo”, indicó el investigador.

Para Hurtado, con estas acciones el hombre busca el progreso, pero a la vez está degradando el suelo y provocando una pérdida de sustentabilidad de este recurso natural. “A medida que uno esta haciendo un uso indebido del mismo, la tierra va perdiendo su capacidad para producir otras actividades sustentables en el tiempo, como la agricultura o la ganadería”, expresó.

Otro problema es el de las cavas, que es cuando se continúa extrayendo tierra en profundidad. “En La Plata vemos sitios donde se saca el material arcilloso del suelo para hacer ladrillo hueco con hasta casi 20 metros de profundidad. Esto, además, representa un peligro para la vida humana. Mucha gente ha muerto por meterse en ellas. Además, en esos lugares se tira basura en forma clandestina, y eso trae serios problemas para el agua porque contamina los acuíferos”, afirmó el geólogo.

Fuente: Universidad Nacional de La Plata