"Estoy pensando en todo lo que repercutió en Argentina. Me mandaron las fotos de todos los diarios. Estoy viviendo un sueño, todavía no se si es real", resumió Federico Molinari, emocionado pero tranquilo, el rosarino que pasó a la final de la prueba de anillas de gimnasia artística, en los Juegos Olímpicos que se disputan en Londres. Molinari terminó séptimo entre 68 atletas y se aseguró un lugar entre los ocho finalistas de la disciplina.
En contacto con Alta Fidelidad (Radio 2) Molinari contó que desde el año 96 Argentina no clasificaba en ese deporte y aseguró que se logró gracias al apoyo conseguido en los últimos años. "Tuvimos un crecimiento muy importante, el deporte avanzó mucho pero todavía falta difundirlo y que mucha gente lo practique. Al ser pocos es difícil lograr calidad de gimnastas", reflexionó.
Federico Molinari: "Estoy viviendo un sueño"
El rosarino que terminó séptimo entre 68 atletas y se aseguró un lugar entre los ocho finalistas de la prueba de anillas en gimnasia artística habló con Radio 2
Molinari quedó entre los 8 finalistas que el lunes 6 de agosto se verán las caras a las 10 de la mañana de Argentina para definir la final. "Esa competencia se hace sin tener en cuenta el puntaje de la clasficiacion, se trata de una serie nueva y ese es el puntaje que vale", dijo y añadió: "Estar en una final olímpica no lo habíamos conseguido en la historia de la gimnasia en Argentina".
El deportista nació en Rosario en 1984 y se mudó a los cuatro años a San Jorge cuando sus padres, entrenadores de gimnasia, fueron trasladados para trabajar en el club de esa localidad. Su padre es su entrenador hasta el día de hoy y junto con un preparador físico lo acompañó en todo este recorrido.
En 2010, en Rotterdam, presentó un ejercicio que no existía todavía y hoy lleva su nombre en los Juegos Olímpicos. "Los jueces lo evalúan y dictaminan si es innovador. Lo que hice es una especie de Cristo con los brazos en cruz pero las piernas plegadas a la cara", explicó.
Por último consultado acerca de su sueño y de cómo imagina el resto de su vida, confesó: "No imagino nada muy alejado de lo que hago hoy. A lo sumo cuando deje de competir me dedicaré a enseñar, a ser entrenador de otros jóvenes deportistas. Después también deseo lo que cualquier otra persona, tener una casa y formar una familia".