La droguería en cuestión había pedido el permiso al Sedronar, que pidió a la Inspección General de Farmacias, dependiente del Ministerio de Salud santafesino, que certificara si estaban las condiciones dadas para la autorización.
Según confirmó el ministro Miguel Angel Capiello, el establecimiento en cuestión estaba sanitariamente habilitado como Droguería, pero su estructura edilicia no era la adecuada para la recepción y almacenamiento de tanta cantidad de la droga citada.
La negativa oficial generó que la firma interesada realizara reiterados reclamos ante lo cual la autoridad sanitaria amplió las exigencias. Entre otras cosas, solicitó a la droguería que presentara constancia de habilitación como importador emitida por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) así como confirmación de cada uno de los posibles adquirentes de la efedrina. No, la empresa nunca pudo cumplir con esos trámites.
La efedrina que se importa en el país puede tener dos destinos: uno legal, que es la elaboración de medicamentos autorizados, básicamente remedios contra el resfrío; y uno ilegal, que es la elaboración de drogas de diseño que en general se exportan.
Cappiello se mostró satisfecho por el funcionamiento de las instancias de contralor, y si bien consideró llamativa la cantidad de droga que se pretendía importar, dijo que ya no corresponde a su área investigar cuál era el destino que la empresa de Villa Gobernador Gálvez pretendía darle.