Después de dos etapas como futbolista con la camiseta rojinegra, Fernando Gamboa está a poco más de una semana de su vuelta al Coloso del Parque, aunque esta vez será distinto, ya lejos del pelo largo y las vinchas y con este nuevo look formal de traje y zapatos. “Vivo el sentimiento por el club de una manera diferente a cuando era jugador. Aunque la pasión sigue vigente, ahora tengo que estar más tranquilo”, reconoció el ex defensor de la Lepra.

“Vivo a full cada día y cada momento de cada entrenamiento. Nunca me lamenté cuando se suspendió el partido de Boca y por no poder jugar de local todavía. Nunca me volví loco porque llegue el partido en nuestra cancha. Sí estoy imaginando el encuentro, en el que les voy a tener que pedir mucha calma a mis jugadores para que no se pasen de revoluciones”, confesó el Negro Gamboa cuando se le preguntó por sus sensaciones previas a la gran puesta en escena ante Lanús, el sábado 13 de setiembre.

Acerca de un cambio de actitud al jugar el equipo de local, el entrenador rojinegro manifestó: “De local vamos a ser más agresivos, por una cuestión de ímpetu y de estar ante nuestra gente y en nuestra cancha, que habitualmente está llena. En ningún momento el jugador se permite licencias, porque al otro día sale en los diarios y en la televisión, pero mucho menos ante 30, 40 o 50 mil personas que te están exigiendo ganar”.

Respecto del próximo adversario de Newell’s, el DT confió: “Tenemos muchos informes de Lanús. Es un equipo que recupera muchas pelotas en mitad de cancha y sale rápido en contragolpe. La próxima semana vamos a trabajar mucho en lo táctico pensando específicamente en eso”.

Después, el Negro tuvo palabras sentidas hacia Alejandro Da Silva, quien se fracturó el tobillo izquierdo en la práctica de fútbol: “Me mató, sinceramente. Uno sabe que en el fútbol pueden ocurrir estas cosas, pero cuando te toca vivirlas en carne propia es muy bravo. A mí me ha pasado en mi carrera y verlo a Ale cuando se quedó ahí tirado, inmediatamente nos dimos cuenta que era algo grave”.

“Yo sentí el ruido, pero pensé que era del choque de su botín contra el de un compañero, pero después cuando lo fui a ver al sanatorio me dijo que había sido el ruido del hueso. La verdad, tuve que hacer un esfuerzo muy grande para seguir el entrenamiento. Tenía ganas de irme con él para acompañarlo”, cerró Gamboa.