Entre tantos bocinazos, frenadas y pastillas de freno gastadas, es difícil percibir el sonido de los silbatos de los inspectores de tránsito. Sin embargo, para el concejal justicialista Arturo Gandolla, no se escuchan porque no suenan: “Los inspectores de tránsito no tocan el silbato, no usan el pito”, denunció en contacto con Diez Puntos (Radio2).

Gandolla es autor de la ordenanza Nº 7.822–que modifica la ordenanza Nº 6543– de Remisión de vehículos al corralón. En uno de sus puntos, se indica que en caso de obstaculización de tránsito, es decir, cuando un vehículo impide la circulación de vehículos, su seguridad o fluidez o en caso de estacionamiento indebido, “en dichos supuestos el inspector hará sonar el silbato en dos oportunidades consecutivas a los fines de alertar al conductor para que se presente a remover el obstáculo al tránsito”.

Para el edil, el silbato tiene “poco uso” y fundamentó: “Creo que reciben instrucciones los inspectores para no usarlo en un afán recaudatorio”.

“Prefieren levantar el auto y cobrar el acarreo”, señaló. “Donde se privatizó el poder de policía, el afán de recaudar dinero es mayor y es lógico que así sea – reflexionó – pero la culpa no es de la concesión sino de quien la genera”.