Las grasas trans son un tipo de grasa vegetal que al ser sometida a procesos industriales de hidrogenación se transforma del estado líquido al sólido con graves consecuencias para la salud.
Estos compuestos no tienen ningún valor nutritivo, pero la industria las utiliza para extender el tiempo de caducidad de un producto y se encuentran principalmente en la comida rápida, los alimentos fritos, la margarina, los pasteles y las galletas.
Una investigación llevada a cabo en la Escuela Médica de Harvard, Estados Unidos, publicada en el British Medical Journal el año pasado, reveló que tan sólo en Inglaterra unas 7.000 muertes y unos 11.000 infartos podrían prevenirse cada año si se reduce un 1% el consumo de estas grasas.
Los científicos pedían entonces la virtual eliminación de estos compuestos, que ya fueron prohibidos en Dinamarca y en la ciudad de Nueva York.
En los últimos años se han publicado varios estudios que muestran los efectos peligrosos de estos compuestos para la salud del corazón, en particular el riesgo de enfermedad coronaria.
Los expertos creen, además, que el problema de las grasas trans es particularmente grave en países con menores ingresos, donde la población suele comer mayor cantidad de productos que contienen estos compuestos por su bajo costo.
A partir de que se comenzó a crear conciencia sobre estas peligrosas grasas, muchos productores de alimentos expresaron que los retirarían de forma voluntaria de sus productos.
Sin embargo, una investigación publicada en enero en la American Journal of Health Promotion reveló que muchos alimentos que se venden actualmente y cuyo etiquetado los clasifica como "libres de grasas trans" contienen una "cantidad significativa" de estas sustancias.
Según el doctor Eric Brandt, quien llevó a cabo el estudio, "los resultados de esa investigación revelan la existencia de prácticas engañosas de etiquetado que pueden resultar en un consumo clínicamente significativo de peligrosas grasas trans, a pesar de lo que el consumidor lee en las etiquetas aprobadas por la FDA (Adminstración de Alimentos y Fármacos) de Estados Unidos".
En América Latina, la situación es grave debido a la falta de regulación de estos productos, como indicó el doctor Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, de México.
"Todo esto se ha quedado en el terreno de la autorregulación o del retiro voluntario por parte de la industria". "En toda América Latina hay una vigilancia muy laxa de riesgos sanitarios, porque la capacidad que tenemos para analizar el contenido de los productos es mínima y no se ejerce".
"Y estamos hablando de un producto -las grasas trans- que se utiliza por su bajo costo, porque el proceso de hidrogenación con el cual se obtiene es barato. Y estos compuestos han entrado a la industria panificadora, a la industria de los refrigerios".
"Las grandes marcas han dicho que han retirado a las grasas trans de sus productos, pero como no se tiene un monitoreo efectivo no queda más que creerles", expresa el investigador. El peligro, como señala el nutricionista, es que en muchos países de América Latina sigue habiendo una gran demanda por los productos que contienen grasas trans, principalmente por su bajo costo.
Fuente: BBC