La idea de feria siempre remite directamente a un espacio donde los distintos puestos invitan a bucear entre objetos inhallables y algunas que otras novedades. También es imposible dejar de pensar que en una feria es posible encontrar buenas cosas a muy bajo costo. Sobre todo, cuando la feria se trata de libros la invitación parece ser más que sugerente: uno sueña con encontrar una mesa llena de saldos, con tener en mano materiales fuera de moda, o dar con textos específicos. A veces eso ocurre en las ferias en mayor medida, a veces sucede menos. Pero perder la curiosidad de recorrer una feria a veces es como perder la frescura que da la sorpresa.