“Después de las 20 las heladerías quedan a la buena de Dios”, lamentó Cantarero, consultado por la periodista Evelin Machain de Radio 2. Indicó que, de acuerdo a los números de la Cicha, dos veces al mes los heladeros reciben la visita poco grata de ladrones.
En cuanto a zonas más o menos calientes, explicó que no existe tal distinción para los delincuentes, los asaltos se producen a lo largo y ancho de la ciudad, aseguró.
Cantarero se quejó, además, de la falta de respuestas por parte de las autoridades policiales y políticas ya que señaló que han reclamado en varias oportunidades por mayor protección. Y sin embargo, se sienten indefensos: “Si seguimos de esta manera vamos a terminar con las heladerías enjauladas”.