Antes del descubrimiento del virus C en 1989 por un grupo de California encabezado por el Profesor Michael Houghton, los hepatólogos nos enfrentabamos con cuadros de un tipo de hepatitis crónica al cual no podiamos ponerle nombre y apellido pero que por las características de la biopsia hepática sospechabamos que se trataba de algo viral crónico. Esto ocurría en la década de los 80 y a esta forma de hepatitis crónica se la conocía como hepatitis No A No B postransfusional , porque en ese momento no pertenecia a ninguno de los tipos de virus ya conocidos (Virus A y Virus B) y aparecía llamativamente en el paciente luego de un par de meses de haberse realizado una transfusión de sangre.